“Me pierdo y pierdo por ti.
Me pierdo en tu mirada
y me encuentro en tu piel.
Tu piel por el fuego marcada.
Tu tez, de mármol, cincelada.
Una obra de arte que no he de tocar.
Eres frío como la piedra,
no has de envidiar a David.
Pues puse mis ojos en ti,
los pondré cuando otra vez me pierda,
aunque siempre me pierda por ti.
Y siempre seas tú quien me encuentra.
Y me encuentras al mirarme a mí.”
Volveré…
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